IL MIGLIOR FABBRO
Galimatías y esplendor, nacido en Idaho donde dicen que crecen las mejores patatas del planeta, apaleado por loco,
aullado en las parrillas de la inquisición
que son las verdaderas cítaras de la Historia, óiganlo
al único que es y sigue siendo,
no le crean a cuanto puritano
de la puritanía habrá, los Cantares
del gran hereje todavía serán leídos
más allá del siglo 24,
quiéranlo o no.
A ese tal
lo vi y lo intraví en Venecia el 99 bajo la llovizna, en la prisa
del cimetero de San Michele a medio cerrar
porque ya iban a ser las cuatro
y el vaporetto 52 que sale de San Marcos no espera. Así
alcancé a ponerle al acostado bajo el mármol alguna rosa
y alguna lágrima —por qué no— y a decirle:
—«Arrivederci,
miglior fabbro: nos vemos». De repente estamos aquí,
de repente no estamos. ¡Al mejor
hacedor! Ahí quedó durmiendo el ocioso
al arrullo del tableteo de las aguas.
Gonzalo Rojas