CUARTA DIMENSIÓN
A Octavio Cifuentes
Cuando el sueño abisal roce tu frente
con sus manos balsámicas de seda,
si al despertar en tus sentidos queda
una música vaga, intermitente,
vuelve a cerrar los ojos suavemente
y no respires más para que pueda
ese rumor de nido y rosaleda
penetrar en tu espíritu yacente.
Porque así es el instante en que la vida
regresa de galácticos desiertos
y cuando puede, al orbe sometida,
contemplar con los ojos aún no abiertos,
la cuarta dimensión desconocida
donde cantan los pájaros ya muertos.
Germán Pardo García