SIGNOS DE TRIUNFO
¡Si los brazos igníferos alzara,
sedientos al laurel que me apasiona,
podría desgajar una corona
para mis sienes de corteza clara!
¡Frente al sepulcro soy el que declara
su testamento universal y abona
con sus huesos orgánicos, la zona
donde algún ruiseñor se deshojara!
¡Podría proclamar: río, detente!
¡Tórnate llama, tensorial colina!
Y en esa hoguera sumergir la frente
sin padecer no resentir la espina,
y abrir y triturar una simiente
¡hasta escuchar la Pulsación Divina!
Germán Pardo García