IMAGEN DE LOPE DE VEGA
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Humano sí, encarnadamente humano.
Honda es la carne y de la tuya digo:
fue tu sólida aliada y enemigo,
que enardecía al ruiseñor cristiano.
Por ella al penitente cotidiano
faltó ceniza. Y te le hiciste amigo,
como el can sin señor y sin abrigo
que se encuentra al azar hueso liviano.
Por la carne te aludo y tu desvelo
sobre rosas de piel. Nunca se ha visto
tal sacerdote ni tamaño celo
doblegarse a la sed de un imprevisto
goce de amor, y con ardiente duelo
gemir después por el perdón de Cristo.
Germán Pardo García