CUERPO AL OLVIDO
Hay unos seres que conocen cada
molécula de mi. Saben lo inerme
de mi vida y me ayudan a moverme
cada vez que mi cuerpo se traslada.
A su locomoción está confiada
la parte de mi espíritu que duerme.
Son ellos los que van a sostenerme
cuando se pulverice mi pisada.
Preguntadles por mí si es que a mi puerta
llegáis un día y la encontráis abierta,
sin nadie adentro y el dintel hendido
por unas misteriosas cuarteaduras.
Ellos dirán: partió hacia las llanuras.
¡Ya va por la grandeza del olvido!
Germán Pardo García