LOS DESTINOS DEL VIENTO
Dejad que el viento cumpla sus destinos:
moverse, trasladarse, abrir banderas;
agitar escorpiones, cabelleras,
rizar el agua, embellecer los pinos.
Abridle esos balcones ponentinos;
esas trojes y aljibes y vidrieras
sinfónicas de luz, y las soleras,
y que el viento deslúmbrese de vinos.
Dejad que cante y que al fluir se encrine;
que su garganta de cristal empine
y que cante en la altura y lo profundo.
Que dance con divino encantamiento.
Dejad que encumbre el cristalino viento
las materias inmóviles del Mundo.
Germán Pardo García