A LAS ESTACIONES
Jazmíname la brisa, primavera.
Enguáldame, pitahaya del verano.
Otoño: frondalízame la mano
con tu franja de azúcar y madera.
Exáltame, Hermosura verdadera.
Divídeme, escarlata meridiano
en dos mitades: la extensión de un llano
y el silencio final de una frontera.
En un carrizo de granaria avena
que a la comuna laboral arranco,
voy a silbar mi transeúnte pena
sometida a la escoria del barranco,
donde se cubre la floral antena
de inviernos grana y abalorio blanco.
Germán Pardo García