PALABRAS A LA TIERRA
3. AMOR DE LA TIERRA
Daba la tierra sus efluvios tiernos
al dulce abril y a la temprana umbría.
Alguien, conmigo, de su mano había
entregado al amor frutos eternos.
Y le dije a la vida: ven a sernos
alto reposo y gloria y armonía.
Y entonces, en la gracia de aquel día
toda la vida se juntó por vernos.
Y floreció el laurel y las montañas
se vieron más profundas y eminentes
a través de los aires de berilo,
y en la tierra, al calor de sus entrañas,
sobre la claridad de nuestras frentes
un sueño inmenso descansó tranquilo.
Germán Pardo García