¡EXCELSIOR!
¿Por qué los corazones miserables,
por qué las almas viles,
en los fieros combates de la vida
ni luchan ni resisten?
El espíritu humano es más constante
cuanto más levanta;
Dios puso el fango en la llanura, y puso
la roca en la montaña.
La blanca nieve que en los hondos valles
derrítese ligera,
en las altivas cumbres permanece
inmutable y eterna.
1872.
Gaspar Núñez de Arce