DANDO LA ENHORABUENA A UN AMIGO, QUE IBA A CASARSE
Así como el bridón noble, y fogoso
Al eco del clarín, que el aire hiende,
La crin encrespa; las orejas tiende,
Y ar veces la menea presuroso;
Enhiesta la cerviz; el polvoroso
Suelo a patadas deshacer pretende;
Tasca el duro bocado, que le ofende;
Se inquieta, y combatir desea ansioso:
Se encuentra aquel amante desdichado,
Que en su pecho los celos aposenta,
Y vive con sospechas alarmado;
Porque todo lo agita, le impacienta,
Hasta que llega a ver desengañado
Con pureza su honor, falsa su afrenta.
Gaspar María de la Nava Álvarez, Conde de Noroña