IDILIO DECIMOSEXTO
A MELÉNDEZ
¿Quién me dará que pueda,
Batilo, remontado
sobre el humilde vulgo,
seguirte por el arduo
camino por do corres
con giganteos pasos
al templo de la Fama?
¿Quién me dará que al alto
monte contigo pueda
subir, a henchir mis labios,
cual tú, de dulce néctar
en el raudal castalio?
¡Pluguiera al dios intonso
que juntos del Parnaso
venciésemos la cima,
y en ella, rodeados
de gloria, a par del Numen
viviésemos loando
de la virtud divina
la gracia y los encantos!
Entonces sí que, libres
del soplo envenenado
del odio y de la invidia,
burláramos cantando
sus tiros descubiertos
y sus ocultos lazos;
entonces sí que, lejos
del turbulento bando
que sigue los pendones
del vicio, y agitados
de un estro más divino,
las liras, por la mano
de la amistad guarnidas
de oro y marfil, tocando,
los cielos de armonía
hinchéramos, en tanto
que la parlera Fama
llevaba resonando
unidos nuestros nombres
desde el Arcturo al Austro;
entonces sí que, absortos
al peregrino encanto
de nuestra voz, los hombres
huyeran desde el ancho
camino de los vicios
hasta los poco hollados
senderos que conducen
a la virtud, ganando
con santo ardor la altura
do tiene el soberano
rector del cielo al justo
su galardón guardado.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Obras Completas. Tomo I. Edición de José Miguel Caso González. Centro de Estudios del siglo XVIII e Ilustre Ayuntamiento de Gijón. 1984