LOS DOS MULOS
(FÁBULA DE LAFONTAINE)
Iban dos mulos caminando un día
cargado uno de yeso
y otro de un gran tesoro para el fisco.
Iba éste tan ufano con el peso
de su opulenta carga,
que no la soltaría por un reino.
Marchaba mesurado
con grave paso y levantado el cuello,
tocando su cencerra,
cuando hétele que sale
de pronto una cuadrilla de bandidos,
que, hambrientos de dinero,
sobre el ufano conductor se arrojan,
le rodean, le agarran por el freno,
le oprimen y detienen.
Pretende resistirlo,
pero sintiendo al punto
de todas partes sobre sí mil palos:
—¿En esto, dijo sollozando, en esto
han venido a parar mis esperanzas?
Este otro que me sigue,
me sigue sin peligro;
yo caigo en él, y de él salir no fío.
—No siempre provechosos
los grandes cargos son, amigo mío,
le dijo el camarada,
y ahora en tal apuro no te vieras
si, a ejemplo mío, hubieses
prestado tus servicios a un yesero.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Obras Completas. Tomo I. Edición de José Miguel Caso González. Centro de Estudios del siglo XVIII e Ilustre Ayuntamiento de Gijón. 1984