IDILIO OCTAVO
A MIREO
Con dulce y diestra pluma
pintaba el otro día
Mireo enamorado
las gracias de Trudina.
Pintaba de sus ojos
las luces homicidas,
su frente hermosa y grave,
sus rosadas mejillas,
la nariz bien labrada,
la boca bien partida;
pintaba el noble adorno
que a su semblante hacían
la ceja vuelta en arcos
y el cabello en sortijas;
después del cuerpo airoso
las gracias describía:
pintaba cómo al talle,
graciosa y bien tejida,
sobre la igual espalda
su trenza descendía;
del hombro ancho y caído
al cabo de la fina
cintura imperceptible
las distancias medía;
pintaba, en fin, su nívea
garganta, bien unida
al alto ebúrneo pecho,
partido en dos provincias;
sus brazos de alabastro,
sus manos yacintinas,
su garbo, su modestia,
sus gracias y sus risas.
Cual era l'alma Venus
cuando buscaba en Siria
al malhadado Adonis,
graciosa y peregrina,
tal era y de tan altas
perfecciones vestida,
en pluma de Mireo,
la preciosa Trudina.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Obras Completas. Tomo I. Edición de José Miguel Caso González. Centro de Estudios del siglo XVIII e Ilustre Ayuntamiento de Gijón. 1984