A JULIA
Juntos tú y yo vinimos a la vida,
Llena tú de hermosura y yo de amor;
A ti vencido yo, tú a mí vencida,
Nos hallamos por fin juntos los dos!
Así te dije. ¡Oh Dios!....¡Quién
creería
Que no hiciera milagros el amor!
¡Cuántos años pasaron, vida mía,
Y excepto nuestro amor, todo pasó!
¡Con cuánto orgullo yo añadí: mi brazo
Te servirá en la vida de sostén!
De nuestro amor el encantado lazo
Risueño, ufano, al mundo lo mostré.
¡Mucho, mucho, mi Julia, hemos sufrido!
Un abismo descubro entre hoy y ayer;
Mas el débil fui yo, yo fui el vencido;
Tú, fuerte de los dos, tuviste fe.
Y tu fe te ha salvado y me ha salvado,
Pues unidos vinimos hasta el fin,
Cual dos olas gemelas que han rodado
En busca de una playa en qué morir.
Basta para una vida haberte amado;
Ya he llenado con esto mi misión.
He dudado de todo... he vacilado,
Mas sólo incontrastable hallé mi amor.
Julia, perdón si al fin de la carrera
Fatigado y sin fuerzas me rendí...
¡Si tu suerte enlazada no estuviera
Con mi suerte, tal vez fueras feliz!
Tú fuiste para mi como la roca
Al solo y casi náufrago bajel,
Que el ancla en ella al arrojar provoca
Las tempestades que en contorno ve.
Empero, la borrasca no te arredra,
Aunque se avanza hacia nosotros dos,
Y has querido morir como la hiedra
Que se abraza del olmo protector.
Fue desigual la unión de nuestros lares;
Yo con mis faltas, tú con tu virtud;
Tú dándome tu amor, yo mis pesares...
¡Oh! debiste salvarte, sola tú.
Mas de la vida en la penosa lucha,
Ya en el fin, como yo debes hallar
Un consuelo supremo: Julia, escucha:
Si no como antes, nos amamos más.
1869
Gregorio Gutiérrez González