A...
Yo era niño, tú niña; nos veíamos
Tú ruborosa y vergonzoso yo;
Que amábamos entonces no sabíamos,
Pero inocentes, tímidos, decíamos;
¡Amémonos los dos!
Jóvenes ambos, con amor profundo
Siempre amarnos juraste y juré yo;
Si es nuestro amor, dijimos, sin segundo
¿Qué nos importa lo que diga el mundo
Amándonos los dos?
«Nos amamos», decimos todavía,
Tú sin rubor y sin vergüenza yo;
Mas huye nuestro amor la luz del día;
Digamos la verdad, amiga mía:
No amamos ya los dos.
1864
Gregorio Gutiérrez González