¡ÁMAME, INGRATA!
¡Yo te amo tanto, que eres el consuelo
Que solo he hallado en mí mortal quebranto!
¡Yo te amo tanto, serafín del cielo,
Yo te amo tanto!
Enjugue ya tu mano seductora
Mi triste llanto;
¡Misericordia para mí, señora,
Que te amo tanto!
¡Oh, si me amaras!... ¡en mi pecho frío
Cuántos tesoros de ternura hallaras!
¡Oh, si me amaras, único ángel mío!
¡Oh, si me amaras!
Tú, reclinada en mis amantes brazos
¡Cuánto gozaras!
¡Cuán dulces fueran del amor los lazos
Si al fin me amaras!
Ámame, ingrata... o de tus ojos quita
Ese mirar fascinador que mata;
¡Ámame, ingrata, aparición bendita!
¡Ámame, ingrata!
Tu cruel desdén las flores de mi vida
Rompe y maltrata...
Ven a mis brazos y el desdén olvida,
¡No seas ingrata!
1860
Gregorio Gutiérrez González