EL PÁJARO ENJAULADO
Soy un canario amarillo y nuevo,
cuando me acurruco
parezco la yema de un huevo.
Pío, pío, pío
nunca tengo hambre,
nunca tengo frío.
En mi despiste,
se me olvidó el alpiste.
Quiero a Pepita y a Juan
porque me dan migitas de pan.
Quiero a Pepillo,
porque me trae un bocadillo
de mebrillo
y de lechuga,
con oruga.
Me relamo,
soy el amo.
Quiero a Marujita,
porque me trae agua fresquita.
En mi tacita.
Los niños me dan
hasta cortezas de tocino.
Y yo le doy mi trino.
Pío, pío, pío.
Vivo contento, —dice el canario—
en mi cárcel de alambre.
Nunca tengo frío.
Nunca tengo hambre.
Los niños no sé porqué me tienen preso.
No saben, que si me abrieran
la puerta de la jaula,
me quedaría con ellos.
Gloria Fuertes