PLUMILINDO
(EL CISNE QUE QUERÍA SER PATO)
Éste es Plumilindo.
Por decorativo y elegante
le tenían aparte en el estanque.
Desde su estanque particular
veía a los vulgares patitos disfrutar.
Todos los patos admiraban su belleza
y las patas, por él, perdían la cabeza.
Plumilindo siempre solo,
y más helado que un polo.
—¡Qué mala pata tengo!
¿Por qué no seré un pato mareado y corriente
en vez de triste cisne de pluma transparente?
¡Triste es mi vida! ¡Qué vida llevo!
¿Por qué no me habrán frito cuando era huevo?
(El cisne, así se lamentaba
y el agua del estanque aumentaba,
porque Plumilindo lloraba como un grifo).
¿Qué mi importa que me saluden las flores,
que me pinten los pintores,
que hagan fotos a mi cabeza divina
si estoy SOLO en la piscina?
(Plumilindo lloraba como un descosido,
bajo el sauce escondido).
Se acercó una pata muy coqueta
y le hizo cosquillas con la aleta.
Gloria Fuertes