LAS FLACAS MUJERES
Las flacas mujeres de los metalúrgicos
siguen pariendo en casa o en el tranvía.
Los niños van algunos a las escuelas municipales
y se aprenden los ríos porque es cosa que gusta.
Las niñas van a las monjas que enseñan labores
y a rezar.
De la ciudad se va borrando poco a poco
la huella de los morteros.
¡Han pasado tantos meses!
He visto en sueños que hay varios señores
hablando, en una mesa, de divisas,
de barcos, de aviones, de cornisas
que se van a caer, cuando las bombas.
Y yo pido perdón al Gran Quien Sea
por desearles una buena caja
con cuatro cirios de los más curiosos.
Gloria Fuertes