VICENTE ERA VIDENTE
Vicente era vidente
y tenía
tan sólo una manía,
que le daba
por jugar a la taba
y se dormía
sentado en una silla.
Tan sólo con un ave
se sonríe.
Tan sólo con un cuenco
se mantiene,
Vicente va descalzo,
pero tiene
tan sólo un hijo tuerto.
Los ojos de Vicente
por el puente
pasean escuchando
los lamentos.
Vicente se da cuenta
del momento
y pide de rodillas por el mundo.
Las ranas y los cínifes zumbaban,
zumbaba más el hambre por las piernas
el frío le zumbaba en el costado,
cuando él seguía en pie viéndolo todo.
Le dijo a la vecina:
—Se avecina...
Llegó por fin la hora,
se mejora.
Las luces que yo veo por las noches,
no son faros de coches.
Vicente el buen vidente no bebía,
tan sólo se tomaba gaseosa,
había lenguas malas que decían,
que siempre estaba el hombre con la copa,
citaba a los del barrio y les contaba:
—Vosotros sois los hombres de más suerte,
que Dios os quiere casi más que a aquellos
y hablando de estas cosas se dormía,
sentado en una silla.
Gloria Fuertes