EL DEL PEZ
Esto era un pez
sin cola y sin hiel.
Esto era un pez
sin orejas ni piel
—como una rosa
con espinas y sed—.
Era un pez ancho
que nació anteayer
y no tenía agua
donde poder
vivir lo que le dieron
de vida y de ser.
¡Ay que esto era
un tímido pez!
Rojo, muy rojo,
como un cascabel.
Tenía, tenía
nombre de mujer,
agallas de hombre,
mirada de Abel,
escamas de ave,
pico de Luzbel;
aún lo resiste
y aún vive él
cosido al pulmón
debajo el jersey.
¡Ay los coletazos
del tímido pez!
Ojitos de lince,
alma de papel.
¡Es mi corazón
sin hiel!
¡El pez!
Gloria Fuertes