LA COBRA COBRÓ
La serpiente
sonriente
en vez de silbar (que es lo suyo)
reía a carcajadas (como una hiena).
La cobra serpiente,
sacaba la lengua
a toda la gente.
El campesino salió a dar una vuelta,
por su huerta,
y la cobra se hizo la muerta.
—¿Tú eres «la roba conejos»?
Pues no vas a comer más.
Y le dio con un garrote
en el cogote
por detrás.
La cobra se desmayó.
El campesino salió corriendo
pero la cobra cobró.
Gloria Fuertes