URIEL
Gloria es la excelsitud —techumbre abierta—.
Escorzos de la música que pisa
sus sesgos torbellinos de cornisa,
gozo escandido de la planta experta
nos mides, oh Uriel. Franca la puerta
del paraíso está. Y se te irisa
de brasas y vislumbres la sonrisa
la túnica en tus vueltas se te injerta.
Salta, Uriel, destrenza tus trenzados,
brinca en la danza, olvídate en tu vuelo.
Tú eres la guía, el adalid del coro.
Que nosotros, a tu ímpetu raptados,
trenzamos ya las sílabas del cielo,
oh serafín del número de oro.
Gerardo Diego