Más fácil es, señora, el abstenerse
de desear, a un hombre enamorado,
que después que algún tiempo ha deseado,
medida al desear pueda ponerse.
Puede uno rehusar, puede tenerse
de no entrar en lugar que viere helado,
mas si una vez entro, después de entrado,
no es en él esperar ni detenerse.
Bien pudiera no os ver cuando no os vía,
no viéndoos no os amara, y no os amando
no deseara el bien que ahora deseo.
Mas después de sujeta el alma mía,
Amor, que me sostiene deseando,
no consiente poner freno al deseo.
Gutierre de Cetina