Como el calor de la celeste esfera
calienta y vivifica y da consuelo
cuanto hay elemental acá en el suelo,
árbol, planta, animal, flor, hierba o fiera,
así, señora, Amor de esta manera
los pechos arde de amoroso celo,
sino ése vuestro que por ser de hielo,
de mal tan general se queda fuera.
Pero si el sol al mayor hielo ofende,
lo consume y deshace, como vemos,
el vuestro ante mi ardor, ¿quién lo defiende?
Y si ambos de su ardor nos defendemos,
¿cómo se hiela en vos y en mí se enciende?
¿Caben en un sujeto dos extremos?
Gutierre de Cetina