Para justificarme en mi porfía
tal vez muevo la pluma que os alabe,
y antes de comenzar pide que acabe
de celoso temor la fantasía.
Pónesele delante al alma mía
temor que os perderé si tal se sabe,
y no decir de vos lo que en vos cabe
dice Amor que es traición y cobardía.
Hágome alguna vez más atrevido
y digo: «¡Qué temor tan sin prudencia!
¡Ámenla cuantos hay debajo el cielo!»
Ved si debo de estar ya bien perdido,
cuando, siendo incurable mi dolencia,
pienso en ajeno mal hallar consuelo.
Gutierre de Cetina