EN LA CALA
Cada tarde hay conmigo
buena gente de mar
que canta, bebe y riñe
y de pronto se va...
¡Acaso soy yo el único
con quien no cuentan ya!
¡Porque son tantos esos
que he visto que se van,
desde que estoy en tierra
sin pipa y sin cantar!
Mi barco está en la cala
esperando zarpar...
Saben todos que ahora
tengo miedo a un puñal
y que hasta un organillo
me haría sollozar
si no fuera que tengo
las barbas grises ya.
¡Qué larga desde tierra
la soledad del mar!
¡y este otoño de mástiles
y este soplo fugaz
y ese pontón sin lastre
que cruje al cabecear!
Pero, remiendo el casco
roto de tiempo atrás.
y voy zurciendo lonas
y anudando el estay
a ver si el aparejo
resiste un tiempo más.
Aunque viejo, el velero
capea el temporal.
¡Y un día, aunque haya viento
contrario, y tempestad,
qué diablos, largo el trapo
para siempre jamás!
Gregorio Castañeda Aragón