ADMÍRASE DE QUE FLORA, SIENDO TODO FUEGO Y LUZ, SEA TODA HIELO
Hermosísimo invierno de mi vida,
sin estivo calor constante yelo,
a cuya nieve da cortés el cielo
púrpura en tiernas flores encendida;
esa esfera de luz enriquecida,
que tiene por estrella al dios de Delo,
¿cómo en la elemental guerra del suelo
reina de sus contrarios defendida?
Eres Scitia de l'alma que te adora,
cuando la vista, que te mira, inflama;
Etna, que ardientes nieves atesora.
Sí lo frágil perdonas a la fama,
eres al vidro parecida, Flora,
que siendo yelo, es hijo de la llama.
Francisco de Quevedo y Villegas