CONOCE LA DILIGENCIA CON QUE SE ACERCA LA MUERTE, Y PROCURA CONOCER TAMBIÉN LA CONVENIENCIA DE SU VENIDA, Y APROVECHARSE DE ESE CONOCIMIENTO
Ya formidable y espantoso suena,
Dentro del corazón el postrer día;
Y la última hora, negra y fría,
Se acerca de temor y sombras llena.
Si agradable descanso, paz serena
La muerte en traje de dolor envía,
Señas da su desdén de cortesía:
Más tiene de caricia que de pena.
¿Qué pretende el temor desacordado
De la que a rescatar piadosa viene
Espíritu en miserias anudado?
Llegue rogada, pues mi bien previene;
Hálleme agradecido, no asustado;
Mi vida acabe y mi vivir ordene.
Francisco de Quevedo y Villegas