SALMO XVI
Ven ya, Miedo de Fuertes y de Sabios:
Huya el cuerpo indignado con gemido
Debajo de las Sombras, y el olvido
Beberán por demás mis secos labios.
Fallecieron los Curios y los Fabios,
Y no pesa una libra, reducido
A cenizas, el Rayo amanecido
En Macedonia a fulminar agravios.
Desata de este polvo y de este aliento
El nudo frágil, en que está animada
Sombra que sucesivo anhela el viento.
¿Por qué emperezas el venir rogada
A que me cobre deuda el monumento,
Pues es la Humana Vida larga, y nada?
Francisco de Quevedo y Villegas