ENIGMA
Amor manda cuando ruega,
Ve con los ojos vendados,
Brinda paz y da cuidados,
A un tiempo concede y niega.
Busca delicias fugaces;
Y halla continuos desvelos;
Se atormenta con los celos,
Y se cansa con las paces.
Le ablanda el duro desdén;
Le irrita el humilde ruego;
En nieve le trueca el fuego;
Con daño compensa el bien.
Es cual niño veleidoso,
Y cual pájaro fugaz;
Si callar debe, locuaz;
Y cuando hablar, silencioso:
Vario cual tarde de abril,
Que el sol brilla y se oye el trueno,
Quédase el cielo sereno,
Y núblase veces mil:
Amor se abate y se engríe,
Ya receja y ya adelanta,
Busca y huye, gime y canta,
Sufre y goza, llora y ríe;
A la par quiere y no quiere,
Se enoja y se desenoja.
Vase, vuelve, tira, afloja,
Nace, crece, vive, muere...
¿Quién tendrá el arte o poder
De sondear este abismo;
Quién, Amor, cuando tú mismo
No te puedes comprender?
Francisco Martínez de la Rosa