EL HIJO DE LA ESPUMA
Jardín vedado, la neblina cesa.
El traje de la novia se percata
de la luz que sostiene un río de plata.
Antes del mar, combato la tristeza
del esclavo. Y el árbol se desata
en levedad, en luna, en sutileza.
Busca nueva raíz en lo que empieza:
el loor de la Virgen que me acata
como criatura deseosa, herida.
Desde niño, columbro que se anida
en la piel de las horas en proceso
de mundo cenital. Acepto el vino.
Jardín vedado, en ti se abre el camino:
el hijo de la espuma para el beso.
Francisco Matos Paoli