EL NUEVO YANQUI
El resentido que en la patria extraña
encuentra su consuelo de suicida,
huye de sí, no tiene fe florida
en el cielo que baja a la montaña.
Tanto esplendor en gracia consentida,
en vislumbre de mar que no se ensaña,
y sin embrago, el torpe sin entraña,
suprime su jardín, mustia la vida,
en la nieve muy lejos del sigilo.
Yo contemplo a este terco tan tranquilo,
negando la alabanza que lo encierra,
negando el don de la fragancia sola,
prestigiado en el gozo que se inmola,
el nuevo yanqui se desprende en tierra.
Francisco Matos Paoli