EL AISLAMIENTO DE PUERTO RICO
¿Por qué el mar se achica
dentro de la pupila alelada?
El aroma, ya invisible,
del jardín está en la pausa,
como olvido, como anhelo,
de una llama divorciada.
¿Por qué el tenue peregrino
se queda en la orilla
casta de su genuflexión,
vino el desprecio de las águilas,
la asfixia de los combates,
la torpe burla que pasma?
¿Por qué no viajo al rocío,
en columna enamorada?
Los héroes me necesitan
basta ya de marejada
oculta de desperdicio
de la herida que no habla.
Francisco Matos Paoli