«¿Dó vas? ¿dó vas cruel, dó vas? Refrena,
refrena el presuroso paso en tanto
que de mi dolor grave el largo llanto
a abrir comienza esta honda vena.
»Oye la voz de mil suspiros llena
y de mi mal sufrido el triste canto,
que no podrás ser fiera y dura tanto
que no te mueva esta mi acerba pena.
Vuelve tu luz a mí, vuelve tus ojos
antes que quede oscuro en ciega niebla».
Decía en sueño o en ilusión perdido.
Volví, halléme solo y entre abrojos,
y en vez de luz, cercado de tiniebla
y en lágrimas ardientes convertido.
Fernando de Herrera