SONETO XXXII
Hermosa más que el Sol, antes nacida
que el Sol y al antes mismo delantera,
pues Madre fuiste, antes que el tiempo fuera,
del que a los tiempo dio principio y vida.
¡Oh, de la luz de Dios reina vestida,
do en carnes se abrevió perecedera
El que después, cual centro de su esfera,
salió sin de ella ser línea ofendida!
Pluma no veo que tanto el vuelo rija
que llegue a Ti, de Dios Hija hermosa,
única esposa y madre de tu Padre.
Alabe el Sumo Amor la Madre Esposa,
alaba el Hijo Dios la Esposa hija
y alabe el Padre Dios la Hija Madre.
Francisco de Aldana