SONETO XVIII
«Pues cabe tanto en vos del bien del cielo
que en vuestros ojos hay de su alegría,
cese el tiempo dolor, señora mía,
que os da la privación de un mortal velo;
»aquel que amasteis tanto acá en el suelo
goza la luz do nunca muere el día,
cuya clara visión no convendría
mostrar, que oscureció vuestro consuelo».
Esto yo dije y respondióme luego
ella: «Revuelve amor con llama presta
los extremos y el medio en un instante;
»yo gozo al resplandor del santo fuego
y peno al vivo ardor». ¡Ved qué repuesta,
digna que de los ángeles se cante!
Francisco de Aldana