DESEO
«Sub umbra alarum tuarum
Protege me.»
Ps. XVI
Silencio, nada más, y no gemido
lágrimas o suspiros yo demando,
en el instante lastimero cuando
descienda helado a la mansión de olvido.
Jamás estéril llanto a la ternura
debió mi pecho en sus acerbos males,
sólo apuré los tragos más fatales
que me brindó la impía desventura.
Dormir, sin ser al mundo tributario,
quiero en la noche tenebrosa y fría,
sin que nadie interrumpa su alegría;
morir, como he vivido, solitario.
Tú, numen de infelices, Dios de olvido
que a la nada presides misterioso,
encumbre con tus alas silencioso
el sepulcro de un ser desconocido.
Esteban Echeverría