VII
LA VOZ EN EL JARDÍN
Corazón, hoy te he visto
salido de mi cuerpo,
andar desnudo por la calle.
¡Qué sonrisa era el cielo!
Me acerqué para hablarte
y sólo te miré...
También tú, te acercaste;
pero seguiste luego,
corazón, sin hablarme.
¡Qué temblor en el aire!
—Si él me tocara, sólo,
tan sólo con un dedo
sobre la piel del hombro.
(Pensábamos los dos...)
¡Qué temor en la sangre!
—Vencerá ese silencio,
la piel de nuestro sueño,
amor...
amor...
(Cantaba el Tiempo.)
Y seguimos andando,
sin voz por el misterio...
¡Qué suspiro en la tarde!
Emilio Prados