TRITANOPÍA
Vuestro odio a los colores ha acabado con ella: vuestro odio
a lo pagano y las cuchillas. Flamsteed alejándola de su
dolor de estómago: es mi estructura, junto a ella moriré.
Tenéis cuanto queríais. Era Alicia: no el diamante. Ningún
destrozo: sí dabais la espalda, mordíais muy profundo.
Un mecanismo fácil. Una labor sencilla. Tragad.
Despidiéndoos como si fuera la última cerveza junto
a vuestros chicos preferidos. Las bombillas son frágiles:
igual que sus hilos, terminó rota.
Ojos de sapo, mi noche esférica, caries en el saludo, inevitable
vomitar: cuanto queríais, en vuestras manos. Sois
felices, lo conseguisteis.
Reencarnados en mujeres y en hombres, bailáis con vosotros
mismos mientras se oxida vuestra lengua de oro falso:
por error, pisasteis charquitos de saliva venenosa, manchasteis
la entrada al dormitorio.
Os empeñáis en un nombre del que ella carece, llamándola
te quise siempre, estrecho tu mano, no conozco otro dolor
que no haya sido nuestro.
Lo habéis conseguido. Acabasteis con ella. En vuestra mesilla
de noche respira minúscula por no despertaros: menos
aire, menos aire, pequeña, tonta.
¿Besaréis su cadáver?
Elena Medel