SANTA JUANA DE ASBAJE
... en plumas de oro vuela ...
GÓNGORA
Celestemente dueña de la forma y del vuelo
—la forma de la orquídea, el vuelo en la paloma—,
maravillosamente gentil y maliciosa
doncella de las nubes.
Transparente de nieve,
ángel de pensamientos que perduran
como la roca viva o el mármol sosegado.
Ágiles aires dieron a tus ojos el brillo
de pétalos que abrasan al ojo que los mira,
y en un millón de versos tu inspiración fluía
como clara corriente de penetrante acento.
Hiciste el verso santo junto al verso de amor
—la forma de la lágrima, el vuelo de la fe—,
y en un siglo de luces que se caían de secas
asombró tu magnífica condición estelar.
Estrella en el bautismo y estrella en la madura
soledad de la celda.
¿Cómo no amar tus voces
y no beber tu aliento donde rosas anidan?
Celestemente extraña, inusitado y tierno
prodigio de fervor: milagro entre milagros.
Como un ángel de bella sonoridad, como un
mensaje sin destino, mas destinado a todos,
vino a la tierra el sueño de tu grata presencia
y la soberbia lira resonó como un coro.
¿Cómo no amar tus voces de purísima estirpe
y no admirar la espada del soneto perfecto?
De tu sabia palabra y de tu esbelta rima
en valles y volcanes se inmortaliza el eco.
Brilladora entre nieblas, estremecido cisne,
candor que no se nombra, magia, pluma y aroma:
tuya es la bugambilia del altiplano y tuyo
el cálido perfume de jerónimas rosas.
No hay espejo a la altura de tu impecable sombra,
piedra que no te viva, verso que no te sueñe.
¿Qué música decirte sin perturbar la música
que en tus alas reposa y en tus pupilas duerme?
Duerme y vive, señora, tu gracia y tu belleza.
Y que duerman tus manos o azucenas de oro.
Matices virginales de retóricas albas
divinizan tu suave contacto con el polvo.
Pero tu corazón, como ave bendecida,
es luz insobornable, estilo de tu huella.
Guárdanos en tu reino de serena pureza,
oh clavel, fresca dalia, bugambilia y estrella.
13-14 de noviembre de 1961
Efraín Huerta