ADIÓS A LA PIPA
Ahora —antes de pasar a otro poema—
mereces que te cante,
pipa inglesa;
y que te encienda
en la brasa
de una estrella.
...Dulce amiga morena,
de mis labios siempre suspensa
lo mismo que una novia,
enrollándome siempre en las virutas
de su azul cabellera...
Sí, eres digna de que te bese y te cante
una vez más, pipa inglesa,
ahora que tendré que abandonarte,
pues lo manda el Doctor...
Adiós, mi novia buena.
Ya nunca más he de tragarme
—en cándidos vellones—
mi diaria comunión:
tu corazón de fuego, compañera...
Adiós, adiós… Ya que no puedo…
hacerte un ataúd como yo quisiera
—rebrillante de gemas—,
permite que te encierre en el estuche
de este humilde poema.
¡Atado con la cinta del último espiral,
amada pipa inglesa!
Emeterio Gutiérrez Albelo
Tomado de La ciudad del drago. Vida y obra de Emeterio Gutiérrez Albelo