EL POETA SE DESPIDE DE LAS MUCHACHAS
Jóvenes de ternísima cintura
que andáis lo mismo que la melodía
y que de paso vais por la verdura
como el jazmín que en la mañana ardia.
Muchachas que prestáis arquitectura
temblorosa a los aires noche y día
y sostenéis con vuestra mano pura
el firmamento de la poesía.
Adorables de fruta y terciopelo
donde la tierra empieja a ser de cielo,
donde el cielo es aroma todavía:
Dejad que al irme de la primavera
vuelva a miraros por la vez postrera
y os dé esta rosa de melancolía.
Eduardo Carranza