JUEGO DE CABALLERÍA
Vengan el primogénito y el segundón, varones
que ayer corrido hubieran con tan distinta suerte:
al grande, el mayorazgo con sus vinculaciones,
al pequeño, la Iglesia, el mar, la muerte.
Vengan hoy de mis manos
a recibir la herencia y la divisa
que han de hacerlos iguales, más que hermanos,
que han de gozar en forma perpetua e indivisa.
Al bien que les deseo
se reducen los bienes todos de la heredad:
los que apenas tenía, lo que ya no poseo:
Salud y Libertad.
Menguado, en apariencia,
tal deseo de bien por toda herencia;
pero dejo en sus manos mi divisa
que es la mitad de esto con la mitad de aquello:
Para vivir sin pausa, para morir sin prisa,
vivir es desvivirse por lo justo y lo bello.
Andrés Eloy Blanco