DESPERTAR
Es el alba. Los niños despertarán. ¿Qué hicimos
los hombres con la noche, tan bella como el sueño?
Ayer nomás, el mundo
nos puso entre las manos la suerte de su sombra.
Nos entregó a los hombres
una noche tan dócil como un esclavo niño
y en la sombra sumisa
¿con qué luz alumbramos, con qué sueño escribimos?
Nos dio, para sembrarla,
la sombra de sus pobres, la noche de sus tristes,
su mano sin terrones, su boca sin cartillas,
nos dio su sombra hermosa, como una niña negra,
nos dio su noche bruta como una tierra niña.
Para enseñarle cantos,
para cantarle lumbres,
para alumbrarle letras,
el mundo de los niños y los simples
nos dio la sombra en paz de sus cabezas.
Y nosotros, los dueños de la luz y del grito,
del lucero en la noche y el camino en la tierra
¿qué hicimos con el alma del ser oscurecido?
¿qué luz y qué palabra,
qué pan, qué tierra dimos
a la noche inocente del niño sin estrellas?
En los seres oscuros como aldeas de noche
y en el agua sin luz de sus postigos,
en la cabeza oscura de los tristes,
¿qué paz, qué amor, qué lámpara encendimos?
¿qué casa, con qué voz que abra la puerta
dejamos en la mano que nos tendió el camino?
En el pueblo, en el monte, calles negras,
rendijas y rendijas
por donde en vez de voces salen quejas,
por donde en vez de luz sale un ¡ay! amarillo
que va temblando, como luz de vela.
Es el alba. Los niños despertarán; ¡qué pena,
si nos vieran adentro nuestros hijos!
Sumisión, miedo y hambre,
estafa de la voz y estupro del suspiro.
Es el alba. Los niños despertarán, amigos:
¿quién besará sin manchas la frente de la aurora?
¿quién mirará de frente los ojos de los
niños?
Andrés Eloy Blanco