DOS NIÑOS Y UNA ESTRELLA
Son hermanos,
nietos de Walter Shonfeld.
Pero uno es rubio y tiene ojos azules
Y el otro es retostado, de ojos y rizos negros.
Han subido a la copa del mango
y han vuelto con un racimo rojo.
Empieza la mañana
y están contentos.
Se abrazan:
los rizos de oro
caen sobre los bucles negros,
con amplitud de amanecida.
El agua de los ojos clarísimos
se mete en el aljibe de los ojos nocturnos.
El negro y el azul, revueltos
se vuelven hacia la copa del árbol
y reciben la gota de una estrella indivisa.
Yo los miro, pensando en los años remotos
en que América hablaba y el hijo no creía.
Andrés Eloy Blanco