DULCITA COMO LA MIELITA, NICARAGUA, NICARAGÜITA...
Fue en la mañana de la plaza de Granada
que lo oí, y a una seño chiquitita llena
de gracia con su criolla falda sentada
como reina de nada a quien pregunté ¿y ése
el que así canta quién es?, le brillaron presto
los ojitos en la cara y su entusiasmo
era una ráfaga temblando hacia los altos
árboles de la plaza, «al amanecer rasga
la noche con su canto y llega la luz»,
dijo, «como si fuera el espíritu santo»
y así la llama de su voz hacía trinar
al clarinero negro más y más arriba
de la rama, entonces comulgué en Granada
mientras ambos pajaritos de Dios cantaban
como hace la poesía del poeta liberada
Diana Bellessi