PAUSA
Pausa, espantosa pausa
de pálpebras de plomo,
tromba dormida al aire,
pompa de paños, polvo,
donde irrumpen frenéticas
cien mil cristalerías
de fábricas de viento,
que el huracán derriba,
y un martillo de sangre
—¡clo!— que estrangula a pausas
—¡morir!— las simas súbitas
—silencio— de la ráfaga.
Dámaso Alonso