A MI MADRE

Seca ese llanto que tu rostro inunda;
Vuelve los ojos al futuro y dime:
¿Dónde las horas que gocé contigo
          Guardan los hados?

Sobre tu seno reclinado un tiempo,
Niño, el halago de tu amor gozaba;
Hombre te vengo a demandar reposo;
          Dámele ¡oh madre!

De los placeres que alcancé en el mundo,
Sólo te traigo la incurable herida
Que el desengaño destructor me hizo;
          Límpiala al menos.

Quién me dijera que el amor, la gloria,
Todo ¡ay! sí, todo lo que el mundo ostenta,
Es humo leve que fugace al viento
          ¡Desaparece!...

Sobre tu seno reclinado un tiempo
Puro el halago de tu amor bebía.
¡Oh, cuánto he sido con tu amor ingrato,
          Madre amorosa!

Pues vuelve al fin a los maternos lares,
Seca ese llanto que tu rostro baña...
¡Mas el destino de tu lado nunca
          Fiero me aleje!