El mundo es una gran algarabía
en la que todo es agudo ruido:
pregón, portazo, zapatear, chillido,
aplauso tonto y palabreja fría.
Hueco el sollozo y el reír falsía,
batuque en cada casa y cada nido;
y todo lo oye el indefenso oído
a herida sentenciado noche y día.
Debía estar prohibida la palabra,
sólo oírse la idea, si rezuma,
el tirón de la yunta cuando labra,
el remo al despedirse de la espuma,
y, por cauta, la uña de la cabra.
El beso, y poco más. Silencio y bruma.
Baldomero Fernández Moreno